La unión corazón-alma

l'antaskarana

  o la vía celeste


Introducción


La vía celeste es lo que Jesús llamaba la iniciación del camino hacia el Padre, Símbolo reducido de una realidad infinitamente más amplia, también pues madre y hermano mayor, hermana y también nada de todo ello, puesto que Dios es a la vez mucho más. Nuestra mente concreta lo tiene difícil para comprender sin referencias concretas. Pero el peligro está en perderse ahí. El Cristo nos había prometido a través de Jesús revelarnos el camino en el que nos había preparado un lugar. Es un lugar de concentración etérica de luz taquiónica (=más rápida que la luz) que forma el corazón espiritual de nuestro universo. Proviene de las realizaciones de la Conciencia Crística en la creación y desciende ahora hacia el hombre por medio de los diferentes niveles de conciencia realizada, la jerarquía espiritual en el universo. Este movimiento  llama a la elevación del corazón del hombre en el espíritu de esta luz universal para el servicio del bien de todo y de todos.

Mirad también: nueva astrología cósmica: el corazón espiritual de la galaxia

Es una iniciación a la vía espiritual superior de la conciencia cósmica de Jesucristo, Maytreya Sananda. Esta conciencia se realiza en la luz nirvánica de su estado de Buda. Buda quiere decir “ser despierto o en la luz”.  

En efecto, el despertar de conciencia crea una luz de fusión pura. Es la luz nirvánica del espíritu universal que Buda contemplaba cuando su chakra corona se abría por la luz superior espiritual del chakra de su alma en el momento de su iluminación. La vibración de esta luz permite relaciones puras sin restricciones con todo lo que es sensible para esta luz realizada, llamada “luz búdica”. Esta luz se fija en el centro de la cabeza y permite que el sexto chakra (alta minor) empieza funcionar llenamente "iluminándose".
 

La luz del Cristo-Buda, a la que cada uno puede tener acceso, es un estado de conciencia realizada es más que saber. Es haber hecho y continuar haciendo el trabajo de integración:  de ser luz de amor incondicional. Es una realización de unión y de fusión en, por y con el potencial de la consciencia divina infinita que está latente en la creación entera y dentro de nuestra alma.



   fusion
  El trabajo en el plano humano:


En la vía de su elevación espiritual, el hombre ha tenido siempre problemas para unir su corazón con su mente. (chakras 4 y 6.)



La razón es que el chakra 6, el chakra de la iluminación no está formado definitivamente. El cuerpo mental del hombre no ha evolucionado hasta el nivel de sus plenas capacidades de funcionamiento permanente. El hombre a alcanzado un nivel suficientemente avanzado para poder perforar los límites de sus pensamientos concretos y cortocircuitarlos para trascenderlos y entrar en el mundo espiritual de la luz superamental.



Este chakra 6, al que llamamos el chakra alta menor, funciona principalmente por proyección de nuestros pensamientos hacia la frente (ajna) porque nuestros estados de conciencia están basados principalmente en las limitaciones de los conceptos individuales de “pensar”. Por otra parte esto corresponde al concepto físico de nuestro cuerpo.


Hacia la frente se encuentra la zona donde la conciencia individual está formada. La parte de la conciencia colectiva, que forma la retroalimentación  para la conciencia individual, es todavía muy “inconsciente” y para una gran parte está reducida a la memoria colectiva. Funcionamos en el plano colectivo principalmente todavía mediante la fuerza dominante y ciega que proviene de la limitación de nuestros conceptos colectivos. Lo que “se” dice y lo que “se” hace equivale a la ley y se impone automáticamente. Esta parte se encuentra en la zona de la epífisis y está influenciada por la cualidad del cuerpo calloso y el funcionamiento del cerebelo.



    ame


El centro del alma (chakra 8, au-dessus de la tête) (chakra 8, encima de la cabeza) tiene un aspecto de rombo multidimensional en movimiento, forma el punto trascendente, en dos triangulos unidos y inversos, a esta dualidad (delante y detrás) en la cabeza.
                                                                     



La  profunda dualidad de nuestros conceptos mentales y la confusión entre los diferentes niveles de la conciencia son el resultado de esta “inconsciencia”colectiva que nos impide la unión con nuestra alma, con los estados del alma superiores y colectivos y al fin con el Alma Universal


Es pues la unión del cuerpo y el espíritu (conciencia relativa individual y colectiva) con el alma lo que permite crear una nueva conciencia de unidad. En este momento el alma va a abrir con fuerza el chakra del corazón y estar más directamente presente en el corazón físico. El corazón físico que es uno de los cuatro superátomos del alma, comienza entonces a vibrar en un plano superior. Esto provoca una radiación carismática reseñable de luz, sentida como el calor del amor.

La taquicardia es en el plano físico una elevación vibratoria como continuación a una mayor y frecuente apertura del chakra del corazón.


Es pues esta consciencia superior la que permite otro funcionamiento del cerebro. El análisis y la intuición van a colaborar cada vez más mediante la harmonización de las diferentes partes del cerebro (es decir la parte izquierda y la parte derecha). Esto permite  un discernimiento  más directo y más amplio de los diferentes niveles de la comprensión y la síntesis en la unidad en la diversidad.
 

La dualidad entre cuerpo y espíritu se siente pues siempre, incluso en los más avanzados espiritualmente, hasta el momento del discernimiento de la jerarquía de la conciencia donde la confusión y la dualidad van a desaparecer en la medida del progreso sobre el camino de la iniciación en la conciencia superior a través de las  expériencias de formas más universales de fusión. Este es el sentido del camino superior cósmico de la entidad espiritual y divina del Cristo y la realización de su conciencia divina para el bien de toda la creación. Su instrumento es  el trabajo de síntesis en todos los niveles del universo. Esto no permite únicamente la realización de esta conciencia mediante la fusión, sino su expansión hasta el infinito. 
 

                                                                            La práctica:


IHay ejercicios prácticos, para aplicar con suavidad, que facilitan esta unión. En un futuro cercano podemos alcanzar una mayor atención en el proceso de síntesis en el pensar del hombre lo que permitirá un progreso real en nuestra manera de pensar.

La meditación personal y/o colectiva y las armonizaciones (silencio = neutralizar y trascender las tensiones) en grupo son de una enorme importancia y deberían ser practicadas como la oración en el tiempo, al comienzo y al final de todo trabajo importante y aún más intensamente en caso de que la tentación de provocar conflictos sea grande o incluso en el caso de los peligros y los trastornos que le siguen.


Una práctica especialmente eficaz es de parar, en nuestros pensamientos, nuestros actos y nuestras palabras de manifestar automáticamente "nuestro ser contra". La actitud de la lucha contra, así como tomar parte para, en oposición de lo que está en contra, nos mantiene no únicamente en la ley de la separación y de la exclusión, sino que atrae situaciones de conflicto. Nuestro pensamiento concreto rechaza verlo a causa de sus conceptos limitados. A causa de nuestros ideales puestos por delante, nos es difícil hacer concesiones, lo que excluye  la armonización por la paz.


En lugar de estar contra, tratemos de positivar lo que nos aparece como mal a través de expresiones “para” . Eso es lo que nos permite situar el mal en el conjunto en su justo lugar y verla vía de armonización para poder iluminar y aprender de lo que está bien en ello así como que el mal se transforme finalmente en armonía. Es un trabajo de base, educativo y constructivo que pide paciencia, modestia y transparencia. Abre nuestra mente concreta. Nos hace comprender la verdadera naturaleza del mal como un amor demasiado aislado, condicionado en relación a su entorno por “inconsciencia o falta de conciencia”. Dios ¿no es AMOR? Y lo que podemos ver fuera de Él no es nada más que un reflejo de su Amor

Este trabajo práctico nos permite trascender nuestros conceptos limitados buscando en el mal, lo que, por desequilibrio, se encuentra bloqueado como expresión de amor, un potencial formidable, un regalo escondido por la expresión de la abundancia de amor en la vida.

Ejemplos:  es claro que el dinero como el sexo, no son un mal en sí, sino los bloqueos que se muestran a través de aquellos que no lo emplean para el bien de todos, sino primero o incluso solamente para su propio bien explotando al otro. Esto no es solamente la expresión de una incomprensión y falta de conciencia en el plano individual. Es también la consecuencia de una frustración profunda que viene de una falta de conciencia y de amor colectivos para estimular y educar a cada uno, sin excepción y adaptado a estas necesidades, hacia una visión más armoniosa, equilibrada, menos exclusiva y monopolizante. Hay muchas excusas para ello: falta de dinero, de tiempo, de personas..., porque estimamos que prevalecen valores más condicionantes y materiales. De esta manera no vemos más que nuestra civilización con todas sus proezas materiales y técnicas está al borde de su quiebra. Su supervivencia está realmente amenazada porque contienen una importante masa colectiva e inconsciente que está alejada de las fuentes de la vida. Estas fuentes alimentan siempre el conjunto y la inconsciencia amplifica pues los efectos de desarmonía en la vida. Esto lleva inevitablemente a las crisis, al desfondamiento y a la destrucción brusca, con catástrofes para llegar a un nuevo equilibrio

La fatalidad está en no poder comprenderlo y creer que el peso ciego colectivo es demasiado grande para poder armonizar el mundo antes de que sea demasiado tarde. Nunca es demasiado tarde para el Ser Divino, Cristo en el hombre, para despertarse.

Nuestras leyes son impuestas como forma común de nuestro “pensar” y nuestra conciencia colectivas. Son la expresión y el parámetro de una mayoría del “pensar” concreto y material que se ha impuesto como ideal. Es la causa directa de la exclusión y de nueva incomprensión y por lo tanto nuevo desequilibrio y frustración. Nuestro “pensar” concreto es por sí mismo impotente para resolver este dilema de la mayoría. Para ello debemos llamar a otra forma de pensar que permita un acercamiento más respetuoso, lleno de amor y más holístico. Por lo tanto, no es suficiente llamar a los valores espirituales de la vida para obtener una solución más armoniosa y concreta. La mutua fructificación es la que por medio de la síntesis puede ofrecer una nueva perspectiva y soluciones concretas. Parecerá que las medidas a tomar serán a menudo más directas y simples y sobre todo que serán necesarias menos leyes. Una sociedad que es más recta y por lo tanto más justa (en justicia), con menos necesidad de aplicación de derechos específicos. Tiene sobre todo necesidad de medidas ligeras, constructivas y educativas y mucha paciencia (lo que supone una visión a largo plazo) para crear un consenso más consciente.



Una práctica muy simple es también la oración:

El Padre Nuestro, oración de la era de Piscis, es una invocación del hombre hacia el ser superior, el Cristo en su alma.


El recitado hace descender progresivamente la energía del Cristo hasta el centro del cóccix, debajo de la columna vertebral. Es un trabajo de harmonización de los 7 cuerpos a la vez.


Encontraréis en el siguiente esquema este proceso de arriba hacia abajo. Esta invocación a contribuido sobre todo al desarrollo y apertura del cuerpo mental y la perfección de la afinidad del cuerpo emocional hacia los cuerpos más sutiles. 


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La oración del hombre acuariano:


 
Mediante una estimulación cada vez más intensa de las energías de la tierra por las nuevas energías de la era de Acuario, el Cristo mismo puede descender más fácilmente en el hombre, si lo acepta. El hombre acuariano se conectará así más directa y progresivamente con su Ser Superior y se dará cuenta que vive en “Cristo” y que forma parte integrante del Cristo.


Su oración se convierte entonces en elevación, con las energías recibidas, hacia el ser superior y sublime que vive a través de su alma: el Cristo – Buda. Es el movimiento de ascensión del ser inferior hacia el ser superior en la vía celeste. Es la construcción del antaskarana, la
vía de comunicación de la luz búdica que se construye por, con y en la comunicación superior del hombre con su alma.



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El centro buda o coronario
   
               

El centro coronario o el chakra 7, hace la unión entre el mundo abstracto (espiritual) y el mundo concreto (físico). Une los centros arquetípicos del alma con los diferentes chakras en el cuerpo.

El efecto de estas uniones son pequeños centros energéticos en el cráneo que corresponden con los chakras inferiores en la columna vertebral de un lado y las puertas sutiles del chakra del alma encima de la cabeza (chakra 8 alta mayor) por el otro lado. Estos puntos menores en el cráneo están en relación variable con las posiciones de los planetas (kundalini del sistema solar) que sufren actualmente fuertes mutaciones.

La armonización de estos centros con lo alto (el centro del alma, llamado alto mayor) y lo bajo (los chakras) es importante para la elevación del hombre en la vía celeste de la realización de la luz espiritual en el.
 
Estos datos están basados en la meditación, observaciones, estudio y experiencias personales y colectivas, también con personas disminuidas, que a menudo no tienen las barreras de las personas “llamadas normales”.
 

El todo muestra una vía de exploración interesante. Ella se inscribe al mismo tiempo en el tema de la elaboración de la nueva astrología cósmica.



La unión del chakra del alma (8) y el  chakra coronario (7).

Os invitamos a estudiar el esquema siguiente